Las dos finales se perdieron por 3-0, y el verano estuvo movido por las discusiones de Bielsa con la directiva, la venta de Javi Martínez y la no renovación de Llorente, que le condenó al banquillo durante gran parte del año sufriendo los pitos de su propia grada. La temporada fue rara, y las prontas eliminaciones de Copa y Europa League, las dos competiciones que tan buen sabor de boca habían dejado en Bilbao el año anterior, dejaban la Liga como única salvación del equipo. Allí, los leones estuvieron cerca del descenso durante toda la temporada para finalizar en la mitad de la tabla. Hombres clave el año anterior pegaron un bajón en su juego y el equipo lo notó. Ni siquiera en el último partido oficial del Athletic en San Mamés el equipo dio la cara y vio como el Levante se llevaba los tres últimos puntos en juego dentro del mítico estadio. El año que viene toca nuevo proyecto.
Nota final: 4.
El mejor: Aritz Aduriz. El delantero llegaba al conjunto rojiblanco en verano para dar minutos de descanso a Llorente, pero con la no renovación del delantero riojano los papeles cambiaron, dejando a Aduriz como máximo referente del equipo en ataque. Sus 14 goles finales, máximo registro personal en Primera, evitaron mayores sustos para los leones.
La revelación: Aymeric Laporte. Con sólo 18 años, el canterano supo refrendarse en la defensa bilbaína con buenas actuaciones, tanto como central como en el lateral izquierdo. Su único lunar fueron las dos expulsiones en los 15 partidos que disputó, pero con el tiempo ganará en serenidad y solidez defensiva.
La decepción: Iker Muniain. Con la marcha de Javi Martínez y el ostracismo de Llorente, el mediapunta debía dar un paso adelante y convertirse en el referente del equipo. No sólo no lo consiguió sino que incluso llegó a perder la titularidad en algunos partidos. Un solo gol en la temporada no es buen bagaje para un mediapunta. Sin embargo, no debemos olvidarnos de que solo tiene 20 años y debe mejorar aun.
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