martes, 27 de enero de 2015

El ying y el yang

Este fin de semana hemos vivido dentro del mundo del fútbol dos historias repletas de carga emotiva con resultados muy diferentes.

Empecemos con la mala. Pongámonos en situación:

Steven Defour es un centrocampista belga de nivel; este pasado verano llegó a disputar el Mundial de Brasil con los "Diablos Rojos". En 2006 llegó a uno de los grandes de su país: el Standard de Lieja, club en el que pasó 5 años (la mejor etapa del Standard en los últimos años) y del que salió con destino Oporto. Pues bien, este pasado verano, Steven firmó por el Anderlecht, eterno rival del equipo de Lieja. El jugador intentó justificar su decisión afirmando que aún sigue respetando al Standard, pero los fans no atuvieron a razones.

El pasado domingo se disputaba en el Maurice Dufrasne de Lieja el superclásico de la Liga Belga, en el que Defour volvía por primera vez a la que fue su casa. Y esto fue lo que se encontró al saltar al campo:

Típica situación de entrar a un campo de fútbol en el que te quieren decapitado.

Sí, la cabeza pertenece a Defour. Toda una declaración de intenciones. Situación totalmente distinta a la que se vivimos en España, en la que se persigue a todo insulto que se lance desde la grada gracias a una decisión del presidente de la LFP, Javier Tebas, que parece más de cara a la galería que para arreglar una situación descontrolada.

La pitada sobre Defour fue escandalosa, tampoco se esperaba algo distinto habiendo mostrado ese tifo y la situación fue a peor cuando Defour fue expulsado al lanzar un balón a la grada. El jugador se negó a abandonar el campo cuando vio la tarjeta en una situación agravada cuando los hinchas del Standard comenzaron a lanzar butacas al campo. Finalmente, Defour abandonó el campo y el equipo local ganó el partido. Con un resultado distinto, la situación podría haber sido inimaginable.

Y encima Defour es el malo de la película.

Vamos a un caso distinto, a uno de esos que bien podrían salir de la mente de Isabel Gemio y su "Sorpresa, sorpresa". Hace poco salió a la luz la enfermedad de Wilfred, mítico portero nigeriano del Rayo de los 90. El ex jugador reclamaba un poco de ayuda, ya que por sí mismo no podía pagarse el costoso tratamiento. Este hecho unió al portero con Carmen Martínez.

Doña Carmen fue desahuciada de su piso en Vallecas hace dos meses tras avalar el piso de su hijo, pero gracias a la intervención del Rayo Vallecano pudo pagar la deuda pendiente y recuperarlo. El club donó parte de la recaudación del siguiente partido, creando una grada cero con la que los aficionados podrían aportar ayuda para la señora de 85 años.

Ahora, al conocerse la situación de Wilfred, Doña Carmen dio parte del dinero que recibió del club franjirrojo para conseguir que los familiares del jugador viajaran hacia España para apoyarle en estos duros momentos. La señora alegó que con la mitad de lo recibido por parte del Rayo le bastaba. A pesar de todo, esta mañana se conoció el fallecimiento del nigeriano. Pese a que la historia no acaba con final feliz es necesario destacar gestos como este que nos devuelven la fe en la humanidad.

DEP Wilfred

sábado, 3 de enero de 2015

Fernando Torres: la vuelta de un mito

La noticia de estas navidades dentro del mundo del fútbol español (en otros países tienen Liga durante este periodo) es el retorno al Atlético de Madrid de uno de sus jugadores fetiche: Fernando Torres.

"El Niño" llega en plena madurez (31 años) al club de su vida y sus amores. En 2007, Fernando se marchó con destino Liverpool prácticamente en el mejor momento de su carrera. En la siguiente temporada se consagraría como uno de los mejores debutantes en la historia de la Premier, finalizando la temporada con los "reds" con 24 goles. Además fue parte fundamental en la consecución de la Eurocopa de Austria y Suiza en 2008 por parte de la selección española, el torneo donde empezó la mejor época en la historia de la selección, anotando el único gol en la final ante Alemania. Individualmente su gran momento se vio recompensado con el Balón de Bronce de 2008, detrás de dos supercracks como Cristiano Ronaldo y Leo Messi.

Esa era la situación de Torres, asentado como una de las figuras mundiales, pero en muy distinto lugar abandonó el Atlético de Madrid. La temporada anterior a su marcha, el Atlético finalizó la temporada en séptimo lugar, y aún debía superar la extinta Intertoto para confirmar su participación europea. Durante los años en los que Torres permaneció en el Atlético, la plantilla y el entrenador variaba año tras año, sin llegar a conformarse nunca un proyecto real que devolviera al Atlético al lugar que le correspondía por historia. El dinero recaudado por Fernando sirvió a la secretaría técnica colchonera para remodelar un equipo que finalmente pudiera clasificarse para la Champions League. Y así lo consiguieron, con Javier Aguirre en el banquillo y el "Kun" Agüero, Forlán o Simao en el campo. 

Ahora mismo, Torres acaba de completar uno de sus peores años. Ni Chelsea ni Milan querían seguir contando con él (en medio año en el cuadro "rossonero" sólo consiguió un tanto) y su participación en el Mundial de Brasil fue muy criticada. Mientras, el Atleti ha completado una de las mejores temporadas, si no la mejor, de sus 111 años de vida, consiguiendo su décima Liga y quedándose a un solo minuto de alzarse con su primera Champions League. La situación del Atlético es inmejorable, con una comunión entre equipo y afición, ultras aparte, conseguida gracias a la aparición del "cholismo".

Fernando Torres llega a un equipo en el que no dispondrá de mucha presión, debido a la situación del club y a una afición que le adora. Es una de las últimas oportunidades del "Niño", ya no tan niño, para volver a la primera plana futbolística. Si el "Cholo" no lo consigue...